jueves, 27 de octubre de 2016

When you wish upon a Star

Género: Jazz
Local: Auditorio Nacional

Interpretes:  
Bill Frisell,  guitarra eléctrica
Petra Haden,  voz
Thomas Morgan,  contrabajo
Rudy Royston,  percusión

Información adicional:


Jazz de cine

En la actual escena de la guitarra del jazz moderno existen tres nombres propios: John Scofield, Pat Metheny y Bill Frisell (Baltimore, 1951). Este último es el más silencioso de la terna, aunque su influencia se deja ver en las nuevas generaciones de instrumentistas. 
El jazz es la única música que puede ser total, porque es capaz de entenderse con todos los géneros. Ninguna otra expresión musical es capaz de relacionarse con otras estéticas sin perder un ápice de su identidad, o lo que es lo mismo, proponer nuevos horizontes sonoros sin perder esencias por el camino. Una de ellas, ya se sabe, es su sentido de la libertad creativa, lo cual permite este cruce constante de músicas, estilos y folclores. En la escena jazzística pocos artistas como Bill Frisell pueden presumir de poseer este sentimiento jazzístico panorámico y poliédrico, y muchos menos de ejercerlo con la autoridad con que lo hace el guitarrista. A Frisell la afición le ha visto campar por los dominios de la libre improvisación junto a popes como John Zorn; echarse a las praderas interminables estadounidenses tocando country a su manera, como propuso en ese disco monumental que es Nashville (Nonesuch, 1997); haciendo jazz por derecho con ilustres compañeros de viaje como Paul Motian o Joe Lovano; reinventando cancioneros dispares, desde Neil Young y Elvis Costello a Leonard Cohen, pasando por Bacharach; o dando vida nueva a música cinematográfica, como es el caso que le ocupa en esta su nueva visita a nuestro país, donde acude con su último registro bajo el brazo, titulado reveladoramente When you wish upon a Star (Okeh Records, 2016).
La facilidad de Bill Frisell para abrazarse a otras músicas mediante el jazz efectivamente es sorprendente. Pero ello se queda en pura anécdota si se atiende a los resultados que cada una de sus aventuras alcanza, ya que aún está por llegar un disco o un proyecto, no ya malo, sino siquiera discreto, de este jazzista de ley. Su pensamiento jazzístico poco tiene que ver con las enseñanzas que un día aprendiera junto al mismísimo Jim Hall –aunque también–, sino más bien con una idea propia de cómo entender el jazz, una música que atiende a la emoción del momento, sin complejos ni prejuicios; sólo así se comprende la excelencia conceptual e interpretativa de este poderoso guitarrista que, junto a otros instrumentistas de exuberante personalidad como Pat Metheny, Marc Ribot o John Scofield, se sitúa por méritos propios en la cimera del género. Luego, por otro lado, es un artista que no acostumbra a visitar las previsibles carreteras del jazz, subrayando su compromiso con un sentimiento creativo que sólo obedece a su corazón.
El lote de composiciones que presenta en este ciclo reciben merecida acogida entre el respetable, pues entre ellas destacan las bandas sonoras de películas y series de televisión tan conocidas como Matar a un ruiseñor, Pinocho, El padrino, Psicosis, La bella y la bestia, Bonanza... Pero que nadie se lleve a engaños, pues Frisell entrega estos clásicos de nuestra memoria audiovisual con audaces desarrollos, arreglos imaginativos e instrumentaciones originales, que por momentos nos emplazan ante temas absolutamente nuevos. En su actuación le acompañan los miembros titulares del del proyecto When you wish upon a Star, a excepción de ese maestro de la viola que es Eyvind Kang. Así, le arropan en escena la cantante Petra Haden, el contrabajista Thomas Morgan y el percusionista Rudy Royston, con lo que la complicidad de la reunión está asegurada.