jueves, 16 de mayo de 2019

Open Book

Género: Jazz
Local: Auditorio Nacional

Interprete: 
Fred Hersch, piano

Información adicional:



En la Tierra Media del jazz hay creadores silenciosos con otro latido en el corazón. Son artistas con sensibilidad propia, ajena a todo el ruido que los rodea. Es por ello que sus recorridos se escapan de los itinerarios abituales, es más, en su inspiración no hay hojas de ruta, sino viajes ideados sólo con el bombeo de su sangre. En este tipo de músicos, uno detecta las mejores esencias del jazz, que, más allá del lenguaje, tienen que ver con una actitud. En su caso, poco importa la piel de la expresión, pues viven y crean para adentro. Hace un tiempo, Fred Hersch (Cincinnati, Ohio, 1955) visitó este mismo escenario en alineación de trío, y ahora regresa en solitario, para encumbrar todas sus bondades jazzísticas y por si a alguien le había quedado alguna duda. Es el piano solo una de las escenografías más sinceras que ofrece la música hoy en día, ya que todas las carencias y todos los talentos salen a la luz; ciñéndonos a la figura del que fuera maestro de hoy maestros como el mismísimo Brad Mehldau, queda claro: en el pianismo de Hersch no hay atajos. Su fraseo sorprende tanto por el rigor técnico y académico como por la vitalidad expresiva, manejando vocabularios no sólo del jazz o la música clásica, sino del cancionero americano y otras músicas de la cultura popular. Asombra, del mismo modo, la coherencia estética que defiende en cada una de las aventuras creativas que emprende, gracias, en buena parte, a un sentido lírico de la armonía. Paralelamente, su extraordinario dominio de la música y del piano, junto con la espontaneidad y frescura de sus ideas, le permiten afrontar con igual intensidad artística y creativa toda suerte de formatos, desde el piano solo al octeto, así como salir airoso tanto cuando pone música a los versos de Walt Whitman (Leaves of Grass, Palmetto, 2005); toca a Jobim (Fred Hersch Plays Jobim, Sunnyside, 2009) o Monk (Thelonious, Nonesuch, 1997); o compone para tríos de piano, violín o violonchelo. Todos estos valores fueron reconocidos por la Jazz Journalist Association (JJA), quien lo eligió como mejor pianista de jazz de 2011.

Este pianista filósofo y matemático regresa con su disco Open Book (Palmetto, 2017), evidentemente, publicado en solitario. El registro incluye, en su mayoría, temas propios, aunque también se asoma a clásicos como Whisper Not, del gran Benny Golson, o protagoniza incursiones lúdicas como And So It Goes, de Billy Joel, o el Zingaro, de Jobim. Hay otro gran momento jazzístico en este trabajo, cuando alcanza la melodía de Eronel, de Monk, que rubrica como una de las mejores recreaciones de la historia del tema. En realidad, poco importan las partituras manejadas, dado que toda la música habita en el teclado de Hersch de una manera inédita, por estar conectada con su mencionado mágico mundo interior. Precisamente, esta abrumadora personalidad creativa e interpretativa hace que las etiquetas sean imposibles, pues no se puede explicar con justicia lo que todavía no ha sucedido. Es la grandeza de Hersch; la grandeza del jazz.


Pablo Sanz