domingo, 15 de diciembre de 2019

Dios Padre y el Amor Redentor

Género: Concierto
Local: Auditorio Nacional. 
Intérpretes: Orquesta Nacional de España
Director: Antonio Méndez
Solistas: 
Anthony Marwood, violín
Jean-Guihen Queyras, violonchelo
Alexander Melnikov, piano 

Programa:

Ludwig van Beethoven (1770–1827)
I. Allegro
II. Largo
III. Rondo alla polacca

Gustav Mahler (1860–1911)
I. Trauermarsch. In gemessenem Schritt. Streng. Wie ein Kondukt.
II. Stürmisch bewegt. Mit grösster Vehemenz
III. Scherzo. Kräftig, nicht zu schnell.
IV. Adagietto. Sehr langsam - Attaca.
V. Rondo – Finale. Allegro – Allegro giocoso. Frisch.


Información adicional:
 
CREAR CAMINO

«Sólo el arte me sostuvo»
1802 supuso un antes y un después para Beethoven. El compositor en sí mismo supuso un antes y un después para la música y para todos, pero ese año vino a significar, de alguna manera, la concreción de un camino ya sin retorno hacia el Romanticismo. Ante el dolor y la desesperación de una sordera que cada día iba a más, se despide de la vida y sus hermanos con el conocido Testamento de Heiligenstadt. Como si fuese un bolero: Ansiedad, angustia y desesperación… de un genio absoluto. Un texto profuso en sentimientos, en dolor y amargura, regado con frases lapidarias: «Hubiera puesto fin a mi vida – Sólo el arte me sostuvo». «Me parecía imposible dejar el mundo hasta haber producido todo lo que yo sentía que estaba llamado a producir y así soporté esta existencia miserable».

Como respuesta a esta crisis, Beethoven, del que ahora celebraremos 250 años de su nacimiento, entró en un glorioso periodo compositivo (en realidad desde su primer opus hasta el último). Entre la primavera y el otoño de 1804 escribió el Triple concierto para piano, violín y violonchelo en do mayor, obra que podría haber significado el culmen de cualquier compositor de su época, si no fuera porque precisamente estamos hablando de Beethoven. En torno a ese mismo espacio de tiempo, el músico de Bonn terminó su Tercera sinfonía «Heroica» (Napoleón ganando un imperio y perdiendo una sinfonía, ya saben), su única ópera: Leonora-Fidelio y tres sonatas para piano, entre las que se encuentran Appassionata y Waldstein. Lo cierto es que el Triple es único en su género y, al mismo tiempo, germen. Hasta el momento de su estreno, no encontramos un concierto que conceda a tres instrumentos una entidad solista plena. Una vez más, nos hallamos ante la (r)evolución de una tradición, como pudieran ser los concerti grossi barrocos o las concertantes de Haydn y Mozart (patrones irrenunciables). La llegada a un nuevo puerto, un nuevo paradigma, un nuevo ciprés a cuya sombra inspirarnos después. Ya simplemente en coordenadas más actuales, podemos escuchar obras de Bartók, Martinů, Casella, Ligeti, Gubaidulina o Penderecki que, cada una a su manera, reciben el influjo de la rúbrica beethoviana y este Triple como telón de fondo.

Probablemente como resultado de la literatura posterior, durante mucho tiempo se ha tenido por cierto que el Triple se compuso para el archiduque Rudolph (a él dedicaría Beethoven esa maravilla de Trío para piano, opus 97, o su Cuarto y Quinto conciertos para piano). Alumno del compositor e hijo del Emperador, se dice que por ello la parte para el teclado es más «cómoda» que la de los otros dos solistas. Sea como fuere, la música aquí se desvela, se erige como el titán beethoviano que es: con una pizca de solemnidad, con una buena pátina de heroicidad y mucha, mucha humanidad (la evocación del ideal humano al menos, quiero decir). Es dramático y, en su sutileza, grandioso: desde las profundidades de la cuerda grave, la orquesta despierta. La sensación de una formación que avanza hacia nosotros y nos envuelve, en una larga exposición, hasta alcanzar un decisivo tutti, es inevitable. Se presenta entonces el violonchelo solista (quien llevará las riendas durante todo el concierto), repitiendo el primer tema y uniéndose al violín para, juntos, llamar la atención del piano. Sin duda, estamos ante una de las mayores músicas de cámara que podamos escuchar.

El segundo tiempo es un Largo especialmente breve, introducido por el violonchelo en su registro más agudo y efectivamente, con una muy camerística participación del piano y el violín; con un delicioso, también dramático, dibujo de texturas. El tercer movimiento, unido al anterior en attaca, esto es, sin interrupción, es un Rondo alla polacca (o polonesa, de carácter festivo y muy extendida por Europa en el 1800), de nuevo guiado por el violonchelo, mientras que, aquí también, el violín disfruta del material del chelo y el piano parece permanecer en un discreto segundo plano.

«Nadie la ha entendido».
Si para Mahler cada composición suponía la creación de un mundo, ese mundo que no le comprendía —«nadie la ha entendido (su Quinta sinfonía). Querría estrenarla dentro de 50 años»—, esta partitura, como la concepción de cualquier universo imaginativo, surgiría a través de la lucha de opuestos, de contrastes, de confrontaciones. Nada hay más significativo en la obra sinfónica de Mahler que el acercamiento de extremos. Su exposición al menos. Esperanza y negación, creación y destrucción. He aquí un viaje a la inversa, desde la muerte, tal y como también comenzó su Segunda sinfonía, pero esta vez hacia un final diferente: la vida, con el amor como catarsis y que supuso para Mahler el comienzo de una nueva etapa compositiva, un período medio en el que abandonar el influjo onírico y programático de sus primeras sinfonías. Una forma diferente de componer, una forma diferente de sentir. También nosotros.

Curiosa y significativamente todo arranca con una secuencia de cuatro notas, tres corcheas y blanca, ya escuchadas a modo de destino en el inicio de otra Quinta sinfonía, la de Beethoven (maravilla este programa que les une), de influjo siempre tan poderoso... ¡Oh paradigmas! Se desarrolla aquí una Marcha fúnebre (Trauersmarch) a modo de introducción. Las trompetas iniciales llaman pues a un destino inevitable al que pronto se suman la cuerda y la percusión a modo elegíaco, dando comienzo la elegante y depresiva marcha en las cuerdas mientras intervienen los dos temas, creando el comentado juego de contrastes hasta que la tensión generada con los insistentes regresos de las cuatro notas deriva en el segundo movimiento: Stürmisch bewegt, mit größter Vehemenz. Vívido, enérgico, atormentado, rompe con la quietud del primero hasta alcanzar el momento álgido de la confrontación con una violenta coral en los metales hasta que todo el sonido acaba disolviéndose sin encontrar resolución posible.

Con tal inquietud generada dentro de nosotros, alcanzamos el tercer movimiento, un scherzo hiperlaxo, cuyo contraste con lo escuchado hasta ahora agudiza la sensación de desconcierto, dejándonos con una impresión de salto al vacío, como si quedáramos de alguna manera suspendidos en el aire, una sensación parecida a la que ha de producir el ritardando en la llamada de las trompas que lo abre, introduciéndonos rápidamente a través de la cuerda en los ritmos de valses vieneses y ländlers austríacos, que pronto adquieren el inevitable poso de suspicacia mahleriana. Somos caminantes friedrichianos sobre un mar de inquietas, apesadumbradas nubes.

Y tras el contraste, el amor en forma de Adagietto para cuerda y arpa. Aquel que Visconti inmortalizara en su Muerte en Venecia y que el compositor dedicó a su venerada Alma como muestra de su amor. Al finalizar 1901, tras atravesar Mahler una de sus peores rachas de salud y componer los tres primeros movimientos de esta sinfonía, de una estética derrotista, lúgubre, nada hacía prever que el compositor terminaría completándola en un abrazo a la vida, a través de la luz y el amor. Y es que no hay nada como casarse con la mujer que amas, al menos en la mente de un hombre como él a principios del siglo XX, para reestructurar el cauce de la composición que tenía en mente. Es el Mahler quizá más luminoso, desde luego el más lírico y menos neurótico; una exaltación de la vida que la tradición y la refocilación de algunas batutas han estirado y estirado por más que el compositor apuntase «Sehr langsam» (muy lento) en sus notas iniciales. Más molto, ritardando, espressivo, pianissimo y crescendo, casi nada.

Y al llegar el final, el hombre se redime en una exaltación de la vida. Un Mahler aristotélico que ha hallado el punto medio que conduce al hombre a la virtud tras todo el paseo de extremos contrapuestos iniciales, rematado ahora sí con conclusivo final por la coral en los metales que no encontró solución dos movimientos atrás. Este es el Mahler del amor y sus contrastes.

Dos músicos ante el destino, abriendo, creando caminos propios, transformando la tradición en nuevos horizontes. Mahler recogiendo de la siembra beethoviana. La cosecha sinfónica y la camerística casi a partes iguales, me atrevería a decir. El uno «descubriéndonos» el abismo del Romanticismo, el otro «redescubriéndonoslo». Ambos agarrándonos de la chaqueta mientras miramos, ya de puntillas y en el borde, hacia aquella profundidad que, como Poe relataba, más deseamos cuanto más miramos… o escuchamos. Dos almas atormentadas, hurgándonos en lo más hondo y propio de nosotros mismos, mientras experimentaban un dolor personal… del que sólo el amor (en Beethoven ni eso, me atrevería a decir) y la música consiguieron salvarles: locura, redención, paroxismo y al fin… paradigmas.

Gonzalo Lahoz, Crítico musical

martes, 10 de diciembre de 2019

Conciertos Académicos de Navidad y Año Nuevo. Viola

Género: Concierto
Local: Auditorio Sony
Profesora pianista acompañante: Antonia Valente

Programa:


Hans Sitt (1850-1922)
I. Moderato 
II. Andante sostenuto
III. Allegro
IV. Allegro

Intérprete: Noemí Fúnez

Gaspar Cassadó (1897-1966)

Requiebros (original para violonchelo y piano)

Intérprete: Noemí Fúnez


Henri Vieuxtemps (1820-1881)

De la Sonata para viola y piano, Op. 36
I. Maestoso. Allegro

Intérprete: Álvaro Castelló


Johann S. Bach (1685-1750)

De la Suite núm. 6 en sol mayor, BWV 1012
I. Prélude

Intérprete: Joaquín González


Johann N. Hummel (1778-1837)

Fantasía para viola y orquesta, Op. 94

Intérprete: Joaquín Arias


Paul Hindemith (1895-1963)

Sonata para viola y piano, Op. 11 Núm. 4
I. Fantasie
II. Thema mit Variationen
III. Finale (mit Variationen)

Intérprete: Karine Vardanian


György Ligeti (1923-2006)

De la Sonata para viola sola
I. Hora lunga
II. Loop
III. Facsar

Intérprete: Raquel de Benito


Wolfgang A. Mozart (1756-1791)

De la Sinfonia concertante en mi belol mayor, K364/320d
III. Presto

Intérpretes: 

-  Raquel de Benito, viola
-  Javier Comesaña, violín

Johann S. Bach (1685-1750)

De la Suite Núm. 3 en do mayor BWV 1009 (Original para violonchelo)
V. Bourrée I
VI. Bourrée II

Intérpretes: 

-  Joaquín Arias
-  Álvaro Castelló
-  Raquel de Benito
-  Noemí Fúnez
-  Joaquín González
-  Karine Vardanian








martes, 3 de diciembre de 2019

CICLO SATÉLITES: ENSEMBLE MATISSE

Género: Concierto
Local: Auditorio Nacional. Sala de Cámara
Intérpretes: 
Robert Silla, Oboe
José María Ferrero, Oboe
Enrique Pérez, Clarinete
Ángel Belda, Clarinete
Vicente Palomares, Fagot
Miguel Simó, Fagot
Javier Bonet, Trompa 
Eduardo Redondo, Trompa

Programa:


Ludwig van Beethoven (1770–1827)

Antonio Casimir Cartellieri (1772–1807)
Divertimento núm. 3 en fa mayor
I. Allegro
II. Andante con variazioni
III. Menuetto Allegro
IV. Finale. Allegro

Wolfgang Amadeus Mozart (1756–1791)
I. Allegro
II. Andante
III. Menuetto (in canone)
IV. Allegro

Información adicional

Vientos virtuosos de cámara

De la producción para vientos de W. A Mozart, género que estimaba sobremanera, se incluye hoy la Serenata K. 388, una de sus obras maestras. Si en la mayoría de los géneros musicales cultivados por Mozart encontramos siempre una obra inexplicable, ésta es la más extraña Serenata escrita nunca, una música profunda e intensa escrita al mismo tiempo que la Sinfonía Haffner. Por la correspondencia con su padre sabemos que tuvo que escribir la Sinfonía por las noches, mientras arreglaba El rapto en el serrallo, que acaba de estrenar para una edición popular, y hacía hueco para esta Serenata. Escrita entre el 20 y el 27 de julio de 1782, nada sabemos de quién se la pidió y por qué hubo de escribirla con tanta premura.

Y si esta Serenata de Mozart cierra el programa, se abre con el Octeto, opus 103 de L. v. Beethoven, obra de juventud y una de las últimas obras del periodo de Bonn, solamente 10 años posterior a la de Mozart y que comparte curiosamente con ella, el que ambos compositores, muy satisfechos con sus obras, reelaboraran en ambos casos las piezas para quinteto de cuerda, con el ánimo seguramente de que pudieran ser más interpretadas y conocidas.

Entre estas dos, una joya escondida, el Divertimento núm. 3 en fa mayor de Antonio Cartellieri (1772–1807). Hijo de cantantes de ópera, nativo de Bohemia, de padre italiano y madre lituana, fue contemporáneo y amigo de Beethoven. Seguramente se hablaría mucho más de él si no hubiera fallecido tan joven de un ataque al corazón. Cartellieri, como violinista y maestro de capilla de la orquesta del Príncipe Lobkowicz estrenó muchas de las obras del propio Beethoven bajo su batuta. De su interesante producción de cámara destacan sus tres Divertimentos para vientos, también del año 1792 como el Octeto de Beethoven. Además de su interés musical resaltan unas partes individuales para cada uno de los instrumentos que son verdaderos retos de virtuosismo y nos demuestran el increíble nivel técnico que debían de tener los músicos del grupo para para los que fue escrito, la «Kaiserliche Harmonie» de Viena.
Javier Bonet

lunes, 2 de diciembre de 2019

Conciertos Académicos de Navidad y Año Nuevo. Violín

Género: Concierto
Local: Auditorio Sony
Profesor pianista acompañante: Ricardo Ali Álvarez

Programa:

Robert Schumann
I. Mit leidenschaftlichem Ausdruck 
II. Allegretto

Intérprete: Victoria Warzyca

Ludwig van Beethoven
I. Allegro con spirito 
II. Adagio con molt' espressione

Intérprete: Sara Valencia Villeta

Camille Saint-Saëns

Intérprete: Zabdiel Hernández Sánchez

César Franck
I. Allegretto ben moderato 
II. Allegro

Intérprete: Paula Mejía España


Ludwig van Beethoven
II. Adagio molto espressivo 
III. Scherzo. Allegro molto - Trio 
IV. Rondo. Allegro ma non troppo

Intérprete: Javier Comesaña Barrera


Ludwig van Beethoven
Concierto para violín y orquesta en re mayor op 61 (reducción para violín y piano)
I. Allegro non troppo

Intérprete: Patricia Cordero Beltrán

Henry Vieuxtemps
II. Adagio 
III. Allegro con fuoco

Intérprete: María Ramos Barrio

Sergey Prokofiev
III. Andante 
IV. Allegro con brio - Poco meno mosso - Tempo I - Poco meno mosso - Allegro con brio

Intérprete: Diana Poghosyan Mirzoyan

Johannes Brahms
III. Un poco presto e con sentimento 
IV. Presto agitato

Intérprete: Celia Bueno Puente

domingo, 1 de diciembre de 2019

Wamba,dolor y muerte del rey godo

Género: Teatro
Local: Auditorio Museo Arqueológico Nacional

Dramaturgia y Dirección: Jon Sarasti
Realización y producción: Jon Sarasti y María José Stefanía
Producción y documentación: Maria José Stefanía
Música original: Gonzalo Galiñanes
Escenografía: Enrique Benito
Vestuario: María Villa y Reproducciones históricas Antiqua Excels
Fotografía: Patricia Abascal
Interprete: Luis Turel

Información adicional

La acción se desarrolla en el monasterio en el que vive retirado Wamba, año 688: el que en su día fuera monarca del «Regnum Gothorum» recibe la visita de su sobrino Égica, recién nombrado rey, para pedirle consejo. Pese a los años de reclusión ascética, las noticias llegadas de la corte alimentan su sed de venganza e insta a Égica a no cometer los errores que le costaron la pérdida del trono. Le enseña a gobernar con mano firme y le induce a extirpar el linaje de su predecesor Ervigio, lo que incluye repudiar a su propia esposa, hija de éste.
Wamba (672-680), último gran rey visigodo, sucesor de Recesvinto. Se conoce su reinado gracias al relato del obispo Julián de Toledo. Vivió guerras y traiciones entre facciones rivales. Pasó sus últimos años en un monasterio después de ser victima de una conspiración de nobles y obispos en la que fue narcotizado con veneno, tonsurado y obligado a tomar los hábitos.

Datos sobre el contexto histórico de la obra:

Concilios de Toledo (Toletum)
Nombre de los 18 concilios celebrados en esta ciudad entre 397 y 702. En estas asambleas político-religiosas convocadas por la monarquía y presididas por el arzobispo de Toledo, participaba la alta jerarquía eclesiástica y la nobleza y se convirtieron en la fuerza principal del Estado visigodo, debido al debilitamiento de la monarquía. Se tomaban decisiones para limitar el poder real, legalizar usurpaciones e imponer medidas contra los judíos.

Égica (687-698/700)
Sobrino del depuesto Wamba, casado con Cixilona, hija de su antecesor, Ervigio, que le nombró sucesor al trono. Una vez en él, revocó los privilegios de la familia de Ervigio y repudió a su mujer. Para evitar problemas sucesorios, asoció al trono a su hijo Witiza.

Ervigio (680-687)
Llegó al trono tras una conjura contra Wamba, probablemente encabezada por él y el obispo Julián de Toledo. Apoyado por el episcopado, convocó el XII Concilio de Toledo (681) para legitimar su usurpación del trono y descartar las demandas de Wamba, que consideraba ilícita su ordenación como sacerdote sin su consentimiento. Casó a su hija Cixilona con Égica.

Galeno
Nombre de un médico griego del s. II d. C. con el que se conoce a los que ejercen la medicina.

Iglesia visigoda
A diferencia del catolicismo ortodoxo nicénico mayoritario entre los hispanorromanos, el pueblo godo profesaba el cristianismo en versión arriana, que negaba la equidad entre las tres Personas de la Trinidad (el Padre es el único Dios). Ello provocó la duplicidad en las instituciones eclesiásticas de los núcleos urbanos más importantes y un distanciamiento entre germanos e hispanorromanos hasta 589.

Judíos
Su presencia en Hispania es anterior a la romana. Sisebuto (612-621) les obliga a convertirse y Égica ordena su dispersión y los condena a servidumbre.

Julián de Toledo (c. 642-690)
Obispo metropolitano de Toletumentre 680 y 690; continuador de la obra literaria de célebres obispos hispanos como Leandro o Isidoro de Sevilla. Intervino directamente en asuntos políticos y escribió la Historia Wambae Regis con los avatares del reinado de Wamba. Defendía la unción católica para la legitimación divina del monarca.

Paulo
Duque visigodo enviado por Wamba a sofocar la rebelión en la Narbonense, de la que se proclama rey en 673, motivo por el cual es desterrado por Wamba, capturado, encarcelado y humillado, siendo obligado a desfilar en Toletum con una raspa de pescado como falsa corona, barbas afeitadas, pies desnudos y vestido con harapos sobre un carro tirado por camellos.

Penitencia
Sacramento administrado al cristiano una única vez en la vida para redimir sus pecados. Era requerido en momentos anteriores a la muerte y también en plenas facultades físicas, en cuyo caso se exigía una dura disciplina durante el resto de la vida para no pecar y el único lugar para lograrlo era un convento. Wamba, creyendo morir al ser envenenado, pidió le administraran la penitencia pública, lo que le inhabilitaba para seguir ocupando el trono; sin embargo, vivió ocho años más.

Reino visigodo (Regnum Gothorum)
Ocupó el territorio de la Hispania romana más la provincia Septimania o Narbonensis. Hasta principios del siglo VI su capital fue Tolosa (Toulouse), pero desde mediados de siglo fue Toletum. Leovigildo (569-586) anexionó el reino suevo de Gallaecia e hizo retroceder a los bizantinos de levante. Su hijo Recaredo (586-601) realizó la unificación religiosa en 589 al convertirse junto a sus correligionarios a la fe católica. La invasión islámica en 711 acabó con el reino visigodo.

Toledo
Capital del reino visigodo desde mediados del siglo VI y sede primada de la Iglesia hispana desde el siglo VII.

Visigodos
Pueblo de origen germánico que, tras vencer a los emperadores de la parte oriental del Imperio, se dirigió a la frontera occidental desde donde inició la persecución de suevos, vándalos y alanos como federado de Roma, motivo por el que entraron en suelo hispano en 415. La caída del último emperador del Imperio occidental precipitará su definitiva toma de posesión de este territorio. Los recién llegados de estirpe germana no alcanzarían los 200.000; muchos de ellos pasaron a formar parte de una nobleza bélica entre la cual eran elegidos los reyes. Sus tierras gozaron de exención tributaria, al igual que las de algunos hispano-romanos que se incorporaron al estamento dirigente. La jerarquía eclesiástica también se incluía en este estamento superior. El pueblo libre del campo y la ciudad, el clero rural y los monjes constituían el estrato intermedio; libertos y siervos, eran los últimos en la escala social. Un grupo bien diferenciado lo formaron los judíos.






sábado, 23 de noviembre de 2019

Circo de Hielo 2

Género: Circo
Local:  Carpa Recinto Ifema
Argumento y Dramaturgia: Productores de Sonrisas
Dirección: Suso Silva
Información adicional :


En un planeta congelado lleno de glaciares y auroras boleares, se encuentra un recóndito lugar donde un pueblo esquimal, los inuits, son sorprendidos por la llegada de un mágico ser. Dundu, creado en la explosión de una estrella supernova, sorprenderá a los inuits rompiendo el hielo en su aterrizaje. Él hará que dos especies, la de los humanos que habitan sobre la gélida superficie y el universo marino que hay bajo la gran capa de hielo, se encuentren por primera vez y ambos descubran un nuevo mundo. 
Este entorno argumental sirve de base para la exibición de un nutrido grupo de artistas con números muy variados. Una sirena de piel brillante que deslumbra con su hermosa danza. Trapecistas y contorsionistas que dejan a los espectadores boquiabiertos. Arte gráfico con fina arena. Musica de arpa y violín que subrayan las situaciones. Y risas aseguradas con Amador el explorador que, en varias ocasiones, levanta al público, ya sea para hacer la ola o para participar en el divertido beso del esquimal.
El espectáculo, que se desarrolla bajo una impresionante carpa de 50 metros de diámetro y 18 metros de altura y cuenta con una gran pantalla de 120 metros cuadrados, presenta a más de 45 artistas de 8 nacionalidades, incluidos patinadores artísticos, acróbatas, gimnastas, malabaristas, payasos, músicos.















video

domingo, 17 de noviembre de 2019

Cayo, ingeniero romano de Calagurris


Género: Teatro
Local: Auditorio Museo Arqueológico Nacional

Dramaturgia y Dirección: Jon Sarasti
Realización y producción: Galapagos, Teatro Calido S.L.
Producción y documentación: Maria José Stefanía
Ambientación sonora: Gonzalo Galiñanes
Escenografía: Fernando Romero
Vestuario: Vestuario París
Interprete: Jon Sarasti

Información adicional: 

Cayo, nuestro ingeniero romano de Calagurris, esta empeñado en demostrar que el progreso requiere un esfuerzo de todos. Para ello ha solicitado una sesión extraordinaria de la curia a la que se convoca no solo a los viejos senadores sino también a todos los habitantes de la ciudad.  La discusión de Cayo con sus vecinos de Calagurris, sobre los gastos e incomodidades de las obras hidráulicas, permitirá conocer los beneficios de la tecnología romana en la vida diaria.  Dialogando espera demostrar los beneficios que en la vida diaria se derivan del uso de la tecnología y la urbanización de las ciudades romanas.

"... Ciudadanos, ha llegado la hora de aprobar o rechazar la Munitio. Tendréis que levantar la mano y decir sí, o esconder la mano y susurrar el no. ¿Queréis mirar al futuro, y construir una ciudad próspera?..."


 ¿Conseguirá que la asamblea vote a favor de sus propuestas?

Datos sobre el contexto histórico de la obra:

Arévacos
Fue una de las más poderosas tribus prerromanas, perteneciente a la familia de los celtíberos y asentada entre el sistema Ibérico y el valle del Duero.

Azud
Pequeña presa hecha en los ríos con el fin de desviar el agua hacia un canal artificial. Podía construirse con piedras sueltas trabadas mediante ramas vegetales, con mampostería o con sillería.

Belos
Tribu celtibérica ubicada en el centro peninsular, al SE de la tribu de los arévacos. Fueron suyas ciudades como Segeda, Segóbriga y Arcóbriga. Suele aparecer en las fuentes asociada a los titos.

Calagurris
Ciudad prerromana, Calagurris Iulia romana, actual Calahorra (La Rioja).

Castellum Aquae
Depósito de distribución del que partían las tuberías que conducían el agua a los diferentes edificios, viviendas o fuentes de la ciudad.

Chorobates
Instrumento especial utilizado por los romanos para medir las diferencias de nivel de un terreno. Era de madera, con una longitud de 20 pies (casi 6 metros) en cuyos extremos se ensamblaban unas patas o codos haciendo escuadra. Llevaba tallado en la parte superior (regula) un canalillo (canalis) que se llenaba de agua, lo que permitía nivelar el aparato. Tenía además plomadas que ayudaban a situarlo en posición horizontal. Una vez emplazado, el librator miraba por las pínulas situadas en sus extremos definiendo una línea horizontal y realizando lecturas en jalones situados en su línea de mira. La medida del desnivel se calculaba restando la altura del chorobates de la lectura efectuada en el jalón. Aunque era pesado y difícil de transportar, proporcionaba una notable precisión.

Dioptra
Instrumento óptico de nivelación que permite hallar la diferencia de nivel entre dos puntos midiendo alturas y distancias. Consta de una alidada colocada sobre un trípode o una base de madera y de dos discos girables graduados, sobre un plano horizontal u oblicuo y un nivel de agua. Como no podía medir grandes distancias, los topógrafos debían realizar muchas mediciones 
sucesivas.

Galia Narbonense
Una de las cuatro administraciones o provincias en las que Augusto subdividió las Galias en el año 27 a. C. Ocupaba una amplia zona del sur de Francia.

Ingeniero
Era la máxima autoridad técnica en la construcción de una obra hidráulica. Se encargaba de diseñar el proyecto, realizar las mediciones y estimar el presupuesto. En época romana, se utilizaba la voz griega Architectus para designar al ingeniero hidráulico.

Librator
Conocido también como nivelador. Ingeniero especializado que calculaba la pendiente de los terrenos mediante diversos instrumentos y determinaba el trazado más apropiado para las conducciones de agua. Sus conocimientos eran indispensables en la construcción de acueductos, fuentes, etc.

Munitio
Prestaciones personales obligatorias para los ciudadanos mayores de 14-16 años y menores de 60 que debían aportar varios días de trabajo gratuito al año para la realización de obras públicas (construcción o reparación de edificios, caminos, puentes o murallas), con el fin de abaratar gastos. La Curia local fijaba en cada momento los días exigidos y la forma de cumplir con estas obligaciones.

Opus caementicium
Material básico en las construcciones y obras públicas romanas. Está formado por una mezcla de arena y cal con pequeños guijarros, cascotes y piedras ligeras (toba, puzzolana), fáciles de obtener. Además de ser barato, posee dos cualidades importantes: su plasticidad antes del fraguado y la solidez a toda prueba después del mismo. Es una de las grandes aportaciones de la ingeniería y la arquitectura romanas.

Segeda
Ciudad más importante de los belos, pueblo también celtíbero, situada cerca de Numancia.

Titos
Tribu celtíbera cuya ubicación y ciudades principales no son bien conocidas. Aparece en las fuentes relacionada con los belos.

Gestión administrativa de una obra pública

1.º. Los duumviri, magistrados de mayor rango, toman la decisión política de realizar una obra pública y la adjudican al contratista mediante subasta.
2.º. Los cargos de carácter civil que formaban la Curia o consejo municipal, los decuriones, autorizan la propuesta de los duumviri y aprueban las partidas de gastos y la munitio o prestación personal.
3.º. El magistrado encargado de la recaudación de impuestos y del control de la caja y las finanzas pública, el cuestor, habilita el dinero para el pago de la obra pública.
4.º. El edil se encarga de la dirección y gestión de la obra pública.






miércoles, 13 de noviembre de 2019

Cécile McLorin Salvant

Género: Jazz
Local: Auditorio Nacional

Interpretes: 
Cécile McLorin Salvant, voz
Sullivan Fortner, piano

Información adicional:

Música íntima, emociones para todos
Cécile McLorin Salvant (Miami, Florida, 1989), ya se sabe, es mucho más que una cantante de jazz; no sólo por la excelencia vocal de su propuesta musical, sino por el modo de entenderla, de darle contenidos artísticos y conceptuales nuevos, de ampliarle la vida a una cultura a la que los agoreros se encargan de enterrar todos los días. Sí, McLorin es artista y es creadora, pues, aunque interprete repertorios clásicos, ella acostumbra a buscarle nuevas estéticas, nuevas emociones. Estamos, probablemente, ante la cantante más importante del actual momento jazzístico, tanto por el eco de su expresión como por su incidencia en el desarrollo y la evolución del género. Desde que en 2010 se hiciese con el primer premio del prestigioso Concurso Internacional de Jazz Thelonious Monk, McLorin Salvant ha ido ocupando un lugar protagonista en la cimera del jazz moderno, firmando actuaciones y registros discográficos de gran calado musical: desde aquella ópera prima que la encumbrase, Cecile, hasta su posterior y definitivo Woman Child, o los siguientes For One to Love y Dreams and Daggers. La mujer de las mil gafas y mil vestuarios regresa ahora a este auditorio en el formato soñado por cualquier cantante, el de voz y piano, ya que en este tipo de diálogos es donde las verdades se ponen boca arriba y encima de la mesa. McLorin Salvant ha contado en este tiempo con grandes talentos del teclado, especialmente, Aaron Diehl, pero, para satisfacer ese deseo de conversación íntima y reducida, se ha decantado por el jovencísimo pianista Sullivan Fortner (Nueva Orleans, 1986), habitual escolta del añorado trompetista Roy Hargrove. 

Ambos vienen de susurrarse sobre los escenarios y ahora presentan su complicidad en un disco realmente hermoso, The Window, en el que la pareja cita a clásicos de ayer y hoy de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein, Bernstein o Cole Porter, nuevos referentes compositores como Stevie Wonder o Dori Caymmi y también títulos de cosecha propia, que para eso la mujer, se insiste, es autora. Los resultados suelen manifestarse a través de lances vocales y pianísticos de mucha poesía, solos de gran audacia e inventiva y diálogos musicales muy cabales. A todo ello, y lo saben quienes ya han tenido la feliz oportunidad de escuchar a McLorin Salvant en directo, se suma una energía dramática y escénica de una intensidad emocional y expresiva fuera de lo común, tanto que, efectivamente, convierte sus conciertos en experiencias únicas, inolvidables. 

The New York Times calificó a Cécile McLorin Salvant hace ya unos años como la mejor heredera y salvaguarda de las esencias jazzísticas de voces icónicas como Billie Holiday, aunque ella confiese que la primera cantante que escuchó fue a Sarah Vaughan. Y la comparación se antoja justa, pues hay en esta mujer de padre haitiano y madre francesa una conexión especial con el universo emocional de Lady Day, por razones evidentemente distintas: ambas ofrecen un sentimiento vocal que duele y consuela a la vez.

Pablo Sanz