domingo, 28 de octubre de 2012

Recital de violín y piano


Género: Concierto
Local: Fundación Juan March
Intérpretes:
Paula Martínez, violín
Marco Fatichenti, piano

Programa:

Georg Friedrich Haendel (1685-1759)
  • Adagio
  • Allegro
  • Adagio
  • Allegro
Ludwig van Beethoven (1770-1827)
  • Allegro
  • Adagio molto espressivo
  • Scherzo. Allegro molto
  • Rondo. Allegro ma non troppo
César Franck (1822-1890)
propina
Johannes Brahms (1833-1897)

Información adicional


El presente programa hace un recorrido por tres momentos históricos en los que el violín desempeñó un papel central: la consolidación en el Barroco, la transformación de su función en el Clasicismo y el desarrollo virtuosístico en el Romanticismo. Entre 1722 y 1732 hubo hasta tres ediciones de las doce Sonatas Op. 1 para solista y continuo de  Georg Friedrich Haendel, aunque hoy se 
piensa que las había compuesto mucho antes, incluso algunas en su juventud. En esos años, el compositor de origen alemán estaba plenamente afincado en Londres y gozaba de enorme reputación, sobre todo por sus óperas y oratorios. Al menos cinco de estas sonatas fueron concebidas para flauta de pico, algunos de cuyos movimientos los reutilizó el compositor, como era tan habitual en él.

Aproximadamente unos ochenta años después, en 1801,  Ludwig van Beethoven compuso su Sonata nº 5 para violín y piano. Junto a la cuarta en La menor, apareció impresa por la casa Mollo de Viena ese mismo año, dedicadas ambas al conde Moritz von Pries. La Sonata en Fa mayor fue subtitulada posteriormente “Primavera”, un subtítulo dado por el editor al margen del autor, aludiendo al carácter amable y claro de la obra, en sintonía con la etapa central
de la producción beethoveniana. Con las primeras cinco sonatas para violín, el compositor de Bonn certificaría el cambio de función del instrumento en las obras de este formato, de mero acompañante 
a protagonista.

César Franck compuso en 1886 su única  Sonata para violín y piano como regalo de bodas al gran violinista belga Eugène Ysaÿe, quien la estrenó y paseó luego por todo el mundo. Es una de las obras fundamentales del dúo violín-piano y ejemplo perfecto de la construcción cíclica que preconizaba su autor. Los cuatro movimientos, en efecto, están tejidos alrededor de una idea musical
común, que se transforma y reaparece mostrando la maestría del autor en el arte del desarrollo. Es una obra maestra absoluta de inefable belleza que, desde entonces, se ha convertido en uno de los pilares del repertorio violinístico.

Paula Martínez, violinista asturiana residente en Londres desde hace diez años, mantiene una importante actividad concertística como solista e intérprete de cámara. Además ha tocado con las orquestas  London Philharmonic, Royal Philharmonic de Londres y la City of Birmingham Symphony Orchestra. Ha actuado en las más prestigiosas salas de Europa como el Royal Festival Hall de Londres, Concertgebouw de Amsterdam, Berlin Konzerthaus, Maison Radio France de París bajo la batuta de famosos directores de orquesta como B. Haitink, V. Ashkenazy o G. Schuller.

El pianista italiano  Marco Fatichenti se trasladó a Londres en 2002 después de recibir las más altas calificaciones en la Southern Methodist University con el aclamado pianista Joaquín Achúcarro. Ha grabado varios CD para la Jacques Samuel Label y ha ofrecido conciertos en el Wigmore Hall y el Auditorio de Madrid, entre otros.

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