miércoles, 13 de noviembre de 2019

Cécile McLorin Salvant

Género: Jazz
Local: Auditorio Nacional

Interpretes: 
Cécile McLorin Salvant, voz
Sullivan Fortner, piano

Información adicional:

Música íntima, emociones para todos
Cécile McLorin Salvant (Miami, Florida, 1989), ya se sabe, es mucho más que una cantante de jazz; no sólo por la excelencia vocal de su propuesta musical, sino por el modo de entenderla, de darle contenidos artísticos y conceptuales nuevos, de ampliarle la vida a una cultura a la que los agoreros se encargan de enterrar todos los días. Sí, McLorin es artista y es creadora, pues, aunque interprete repertorios clásicos, ella acostumbra a buscarle nuevas estéticas, nuevas emociones. Estamos, probablemente, ante la cantante más importante del actual momento jazzístico, tanto por el eco de su expresión como por su incidencia en el desarrollo y la evolución del género. Desde que en 2010 se hiciese con el primer premio del prestigioso Concurso Internacional de Jazz Thelonious Monk, McLorin Salvant ha ido ocupando un lugar protagonista en la cimera del jazz moderno, firmando actuaciones y registros discográficos de gran calado musical: desde aquella ópera prima que la encumbrase, Cecile, hasta su posterior y definitivo Woman Child, o los siguientes For One to Love y Dreams and Daggers. La mujer de las mil gafas y mil vestuarios regresa ahora a este auditorio en el formato soñado por cualquier cantante, el de voz y piano, ya que en este tipo de diálogos es donde las verdades se ponen boca arriba y encima de la mesa. McLorin Salvant ha contado en este tiempo con grandes talentos del teclado, especialmente, Aaron Diehl, pero, para satisfacer ese deseo de conversación íntima y reducida, se ha decantado por el jovencísimo pianista Sullivan Fortner (Nueva Orleans, 1986), habitual escolta del añorado trompetista Roy Hargrove. 

Ambos vienen de susurrarse sobre los escenarios y ahora presentan su complicidad en un disco realmente hermoso, The Window, en el que la pareja cita a clásicos de ayer y hoy de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein, Bernstein o Cole Porter, nuevos referentes compositores como Stevie Wonder o Dori Caymmi y también títulos de cosecha propia, que para eso la mujer, se insiste, es autora. Los resultados suelen manifestarse a través de lances vocales y pianísticos de mucha poesía, solos de gran audacia e inventiva y diálogos musicales muy cabales. A todo ello, y lo saben quienes ya han tenido la feliz oportunidad de escuchar a McLorin Salvant en directo, se suma una energía dramática y escénica de una intensidad emocional y expresiva fuera de lo común, tanto que, efectivamente, convierte sus conciertos en experiencias únicas, inolvidables. 

The New York Times calificó a Cécile McLorin Salvant hace ya unos años como la mejor heredera y salvaguarda de las esencias jazzísticas de voces icónicas como Billie Holiday, aunque ella confiese que la primera cantante que escuchó fue a Sarah Vaughan. Y la comparación se antoja justa, pues hay en esta mujer de padre haitiano y madre francesa una conexión especial con el universo emocional de Lady Day, por razones evidentemente distintas: ambas ofrecen un sentimiento vocal que duele y consuela a la vez.

Pablo Sanz


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