domingo, 18 de enero de 2015

Don Juan Tenorio


Género: Teatro
Local: Teatro Pavón 
Autor: 
José Zorrilla
Versión: Juan Mayorga 
Directora: Blanca Portillo
Interpretes:  

Juan Tenorio: José Luis García-Perez
Cristófono Butarelli: Luciano Federico Marcos
Ciutti: Eduardo Velasco
Miguel: Daniel Martorell
Gonzalo de Ulloa: Juanma Lara
Diego Tenorio/ Escultor: Francisco Olmo
Capitán Centellas: Alfonso Begara
Rafael de Avellaneda: Alfredo Noval
Luis Mejía: Miguel Hermoso
Gastón/Lucía/Monja Tornera: Raquel Varela
Ana de Pantoja: Marta Guerras
Brígida: Beatriz Argüello
Abadesa: Rosa Manteiga
Inés de Ulloa: Ariana Martínez
La mujer: Eva Martín

Informacion aficional:

En pocas horas, el don Juan de Zorrilla posee a una mujer haciéndose pasar por su prometido y dispara cobardemente contra el anciano progenitor de otra a la que dice amar. Con este asesinato y aquella conquista basada en engaño, Tenorio agranda la lista de capturas y muertes de sus últimos doce meses, que él hace pública para ganar una apuesta.

No es un amante irresistible, sino más bien un violador en serie; no es un leal luchador, sino un criminal. No es un transgresor, sino alguien que, por imponerse en un desafío, viola y mata. No es un aventurero hedonista enfrentado a leyes y costumbres, sino un ser humano que no reconoce en ningún otro un límite. Al contrario, su primer objetivo –su mayor placer- es demostrar que no siente compasión por nadie. No es un hombre contra todos, sino contra la humanidad misma, porque es la humanidad del otro –de cualquier otro- lo que don Juan vence. Cuando por fin encuentra a una mujer a la que dice querer entregarse, la abandona junto al cadáver caliente de su padre.

Tan oscuro héroe protagoniza una de las obras más exitosas de la historia del teatro español. Sobre las deficiencias de la pieza ya se extendió el propio autor en un capítulo genial de Recuerdos del tiempo viejo. Tales deficiencias no impiden que Don Juan Tenorio tenga una teatralidad hipnótica que atraviesa el escenario absorbiendo al espectador. Esa intensa teatralidad se asienta ante todo en el carácter extraordinariamente conflictivo –y, por tanto, extraordinariamente teatral- del protagonista, un hombre sin amigos que pone en peligro a cualquiera que se cruce con él.

Ha sido para mí una enorme experiencia explorar ese personaje y su mito versionando esta obra tan imperfecta como importante. Sabiendo que no se trataba de reescribirlo, sino de releerlo, he intentado ser tan fiel al texto original –que no pocos espectadores conocen de memoria- como a la idea escénica de la directora que hoy lo ha elegido. Nunca le agradeceré bastante que haya contado conmigo para acompañarla en su lectura, que creo necesaria y memorable. Sospecho que, durante mucho tiempo, no habrá puesta en escena de Don Juan que no dialogue con la de Blanca Portillo.

Juan Mayorga (Autor de la versión)



La imagen de Tenorio me acompaña desde hace años. Nunca he podido entender cómo un personaje así se ha convertido en un mito, en un icono abanderado de la libertad y la trasgresión, la representación del seductor de mujeres como valor en sí mismo.

Hoy siento la necesidad de subir al escenario a este personaje, tantas veces representado y, creo, tan pocas veces entendido. Subirle al escenario y radiografiar sus comportamientos, sus acciones, sus palabras, para mostrar lo que siempre he sentido que existía tras ellas: un modelo de destrucción, de falta de empatía, de crueldad, de desprecio por la vida propia y ajena, de incapacidad para construir… Mas allá de la época en que Zorrilla crea el personajes y mas allá del tiempo en el que el autor coloca la acción de su obra, Tenorio es un ser humano que sigue latente en el inconsciente de esta sociedad, de la nuestra.

Tenorio no es un héroe. Es alguien que huye de su propio vacío, llevándose por delante todo aquello que se cruce en su camino. No es un luchador en busca de un mundo mejor, de un cambio en el sistema, no es un buscador de belleza. Tenorio es y el vivo retrato del desprecio por los demás.

Vivimos en un mundo el que ese desprecio se hace cada día mas patente. Sobrevaloramos a quienes destruyen, a quienes roban, matan o violan las leyes. En nuestro país seguimos pensando, aunque en ocasiones lo ocultemos, que esas personas son admirables, son “los listos”, y los demás, unos tontos que vivimos sujetos y amordazados en el redil.

Yo creo profundamente en el respeto por los demás. En valores morales y éticos que Tenorio destruye sistemáticamente. Creo que ya va siendo hora de que alguien llame a Tenorio por su nombre


Blanca Portillo (Directora del montaje)












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