viernes, 7 de febrero de 2020

Caminero Quinteto

Género: Jazz
Local: Auditorio Nacional

Interpretes: 
Pablo Martín Caminero, contrabajo
Moisés P. Sánchez, piano
Ariel Bringuez, saxos tenor y soprano
Toni Belenguer, trombón
Michael Olivera, batería

Información adicional:

Música con andares y caminos propios

Tiene nuestro país mucho talento silencioso, aunque, en el caso del protagonista que nos visita, ya ha dado algún rugido que otro. Bueno, pensándolo bien, el contrabajista Pablo Martín Caminero (Vitoria, 1974) hace tiempo que viene haciendo buen ruido, pues, sin pretenderlo, se ha convertido en uno de los líderes creativos más imaginativos e inteligentes de ese sentimiento musical cercano que es el jazz-flamenco, o flamenco-jazz, que, cuando se entrega con sinceridad, lo mismo da. Asimismo, es uno de los capitanes indiscutibles de la actual armada jazzística española y un músico que amplía los horizontes de su inspiración a disciplinas como la danza, en la que destaca su deliciosa colaboración con la bailarina japonesa Tamako Akiyama. Sí, estamos ante un creador total, cuyas excelencias musicales son superadas felizmente por sus conceptos artísticos y culturales. Acude a este Auditorio acompañado de amigos que, de manera individual, se reivindican como maestros de nuestra escena: el pianista Moisés P. Sánchez, el saxofonista Ariel Bringuez, el trombonista Toni Belenguer y el baterista Michael Olivera; sin caer en la hipérbole, nadie puede discutir que cada uno de los vértices instrumentales de este quinteto está protagonizado por alguno de sus más avezados intérpretes: conforman un grupo difícilmente superable.

Martín Caminero ha demostrado de sobra poseer un instinto musical afilado y audaz, muy transversal, algo a lo que, sin duda, ha ayudado su sólida formación clásica, su amor por el jazz y su pasión por el flamenco. Es decir, por su incorruptible compromiso con la buena música, pues existen pocos artistas en nuestro país con una fidelidad tan extrema por la cultura mayor, por un caudal de sentimientos y emociones reconducido hacia ese lugar donde la vida es un poquito mejor. Sin perder de vista este objetivo, el contrabajista ha ido haciendo camino a su manera, esto es, por «camineras», que diría el musicólogo Faustino Núñez, superando retos como el de elaborar un gran songbook del jazz-flamenco, que recientemente se ha plasmado bajo el título genérico de Flamenco Standards, junto con el trompetista Enriquito, el guitarrista y «tocaor» Rycardo Moreno y el baterista Marc Miralta. Y es que ya se ha sugerido: Martín Caminero piensa y siente la música antes de entregarla, no es artista de gesto gratuito y fútil.

Regresa este caminante a las sendas del jazz-flamenco con material totalmente nuevo, registrado en su último álbum Bost, «cinco» en euskera, dado que es su quinto trabajo como líder en alineación de quinteto: se arranca con un tema de 5/8, incluye muchas quintas en los metales… Estreno oficial, pues, de lo nuevo de este vitoriano de mundo, que es prolongación musical de lo ya andado y hecho en compañía de viejos amigos, pero que no por ello evita situarnos ante el umbral de otra dimensión del jazz-flamenco; es lo que tiene el chico, que no es que haga camino al andar, sino que anticipa caminos por los que habremos de transitar mañana. Arranca fabulosamente el año para Caminero, al que le aguardan citas importantes como la que ya tiene apalabrada en el Ciclo de la NDR de Hamburgo. Pero, antes, primera parada, en el Auditorio Nacional. Un lujo.

Pablo Sanz

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