sábado, 24 de marzo de 2018

Gershwin Rhapsody in Blue

Género: Jazz
Local: Auditorio Nacional

Interpretes: 
Uri Caine, piano
Theo Bleckmann, voz
Barbara Walker, voz
Ralph Alessi, trompeta
Jon Irabagon, saxo tenor
Joyce Hammann, violín
Mark Helias, bajo
Jim Black, batería

Información adicional:

Rapsodia ‘in Caine’
Si algo define al jazz es su constante compromiso con la creación, con la búsqueda y el hallazgo de nuevas sonoridades y emociones, de lenguajes que discutan todo lo vivido y que, al tiempo, sean punto de apoyo para descubrir nuevas literaturas musicales. Todo eso es lo que propone Uri Caine (Filadelfia, 1965), un pianista con sobrados avales jazzísticos para erigirse como uno de los grandes inspiradores de esta manera de entender la vida. Icono de la actual escena neoyorquina, donde a menudo es solicitado por ese gurú del jazz y la libre improvisación que es John Zorn, y líder de una amplia variedad de proyectos, que van desde el rock al Barroco, pasando por el bebop clásico, el blues, el góspel o la música electrónica, Uri Caine regresa nuevamente al Auditorio Nacional para emplearse a fondo con una de las obras cumbre de la literatura, no ya sólo jazzística, sino musical en general, el Rhapsody in blue de Gershwin. Es un artista singular y un creador colosal, por lo que no sorprende este nuevo proyecto en el que el ayer y el mañana se dan la mano armoniosamente.
Este renovado Rhapsody in blue cuenta con nuevos aromas y estímulos, porque a Uri Caine no le gusta lo obvio, síntoma de buen jazzista. Delante del escenario ha colocado a dos enormes voces salidas de ese rincón escorado que es la vanguardia y la libre improvisación, Theo Bleckmann y Barbara Walker. A su lado, el trompetista Ralph Alessi y el saxofonista Jon Irabagon, dos vientos poderosos con los que la aventura está asegurada. Para dotarle a la experiencia de una sonoridad especial, Uri Caine ha dispuesto el concurso de Joyce Hammann al violín, y completando la sección rítmica, dos de sus colaboradores habituales, el contrabajista Mark Helias y el baterista Jim Black. Una formación de altos vuelos, vaya.
El jazz se inventa tocando y se toca inventando. Es lo que hace grande a esta música que se renueva incluso cuando queda atrapada en un disco o una partitura. Nunca suena igual, siempre distinta. A Uri Caine poco le importan los materiales sobre los que ha de trabajar, porque él los moldea con un sentimiento creativo en constante ebullición. La particularidad de la obra maestra de Gershwin ofrece todas las garantías para esa búsqueda del hallazgo, pues ya en la propia partitura habitan numerosos sentimientos musicales. Pero que nadie se lleve a engaño: el mérito de este filósofo del jazz no reside en la cantidad de músicas que mueven su corazón, sino en la capacidad de tocarlas todas a la vez, en un mismo fraseo, en prácticamente una sola nota.
Uri Caine es una de las mentes más privilegiadas y creativas de nuestro jazz, pero al contrario que muchos de sus compañeros jazzistas a él le gusta más pensar que sentir, o al menos, le concede igual importancia a ambas circunstancias. Es por eso que se siente cómodo en la relectura de una obra de cabecera como la que ahora acerca a este auditorio, prolongada al formato discográfico hace unos cuatro años: la ocasión de revivir el álbum en directo se antoja única y… privilegiada.

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