domingo, 8 de marzo de 2020

CHICK COREA TRIO

Género: Jazz
Local: Auditorio Nacional

Interpretes: 
Chick Corea, piano
Christian McBride, contrabajo
Brian Blade,  batería

Información adicional:

Chick Corea, como en casa

Su lenguaje es claramente el jazz, pero para comunicarse usa todo tipo de palabras musicales, en especial, en las últimas décadas. Ganador de veintitrés Premios Grammy, su nombre figura en los altares jazzísticos y su teclado, en todas las escuelas pianísticas. Rozó la gloria con Miles Davis, hizo vanguardia junto con Anthony Braxton en el grupo Circle, fusión con pedigrí en la banda Return to Forever y su Elektric Band y forjó una leyenda en solitario que hoy lo sitúa como uno de los referentes indiscutibles del jazz moderno. E incluso desde hace tiempo ha venido mostrando una singular fascinación por nuestro flamenco, reinventado su proyecto Touchstone junto a nuestros Carles Benavent, Rubem Dantas y Jorge Pardo; y, con este último, el saxofonista y flautista madrileño, ha buscado nuevos duendes en su reciente aventura The Spanish Heart Band, con la que nos visitara el verano pasado. Ahora Armando Anthony Corea (Chelsea, Massachusetts, 1941) regresa una vez más a nuestros escenarios y a este Auditorio, donde cuenta con una generosa y agradecida afición. Y lo hace en uno de los formatos en los que no es posible ni trampa ni cartón, aunque él nunca fue de engaños ni atajos: el trío. Y menudo trío, pues en los otros dos vértices del triángulo descubrimos a personalidades con igual madurez y sabiduría jazzísticas, el contrabajista Christian McBride y el todopoderoso batería Brian Blade.

Acuden a esta cita con el temario registrado en un álbum doble grabado en directo, Trilogy 2 (Concord, Distrijazz, 2019), en el que el maestro pianista luce de nuevo una sensibilidad sonora exquisita, así como una exuberancia expresiva sin límites. La docena de títulos que nos entregan nos muestra cómo han crecido en su memoria piezas icónicas como But beautiful, All blues, Lotus blossom o Serenity, aunque también hay guiños a la cosecha propia a través de composiciones como 500 miles high, Now he sings, now he sobs o —la omnipresente— La fiesta, donde, además de felicidad compositora, Corea exhibe un dominio absoluto de la esencia jazzística, que para eso es leyenda viva del género por sobradas razones y contrastados méritos.

Sería injusto —se insiste— no destacar el concurso de sus dos compañeros de viaje, ya que sin ellos el trío y la música serían de otra forma. El batería Brian Blade es un aliado en toda regla, un percusionista garboso con un fraseo concebido en una forja cuyos materiales primeros son la imaginación y la aventura. Y el contrabajista Christian McBride, una suerte de hermano mayor en la rítmica, imprescindible en esta segunda trilogía, cuya primera parte escribieran en 2012.

A nadie se le escapa que el trío es un todo indivisible, aunque igualmente es cierto que Chick Corea es siempre garantía de un viaje musical excitante, en el que las emociones jazzísticas se reconocen a la vuelta de cada fraseo, de cada melodía, sin que nadie sepa el destino final, pero con el convencimiento de que será un lugar donde nos sintamos en casa.


Pablo Sanz

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